jueves, 25 de junio de 2009

Oraciones para la Santa Eucaristía



La Santa Misa es el acto más augusto que hay en la Fe. Es una viva representación de la Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Es el mismo sacrificio que Jesucristo ofreció al Eterno Padre en la Cruz, por nuestra redención. Cuando vas a Misa, pues, piensa que vas al Calvario.

Una sola misa da más gloria a Dios que le dieran todos los Ángeles y Santos, y es de mayor precio que todos los méritos de los Apóstoles y Mártires incluyendo a María Santísima.

Procura pues, alma cristiana, asistir todos los días a la Santa Misa; a lo menos, nunca faltes en día de precepto, y asiste a ella con grande atención, devoción y respeto.

Oración preparatoria
Yo me presento, oh adorable Salvador Mío, delante de vuestros altares, para asistir a vuestro divino sacrificio. Dignaos, Dios mío, aplicarme todo el fruto que deseáis saque de el, y suplid las disposiciones que me faltan. Haced, oh mi dulce Jesús, que, uniendo mi intención a la del ministro de vuestro altar, me sacrifique todo a vos, como Vos os sacrificasteis por mi Amor.

Oración antes del Evangelio
¡Oh divino Jesús! Con el más profundo respeto a la celestial doctrina, predicada por Vos mismo, os ruego que todos la conozcan y observen; y para protestaros mi fe y obediencia, escucharé devotamente el Santo Evangelio.

Oración en el Ofertorio
Recibid oh Padre misericordiosísimo, el sacrificio del Cuerpo y Sangre de vuestro Hijo Unigénito, en reconocimiento de vuestro soberano dominio sobre todas las criaturas; en acción de gracias por los beneficios que me habéis dispensado; en satisfacción de mis pecados y de los de todo el mundo; en sufragio de las benditas Animas del Purgatorio, especialmente de aquellas a quienes tengo más obligación; y por los méritos de esta Hostia Inmaculada , conceded, oh Padre amantísimo, dolor y conversión a los pecadores y perseverancia a los justos, para vivir y morir todos en vuestra gracia y amistad.

Oración al alzar la Hostia (en la consagración)
Te adoro, preciosísimo y Sacratísimo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, que en el ara de la Cruz, fuiste digno sacrificio para la redención del mundo.

Oración al alzar el Cáliz (en la consagración)
Te adoro, preciosísima y sacratísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que en ara de la Cruz, fuiste derramada por mis pecados. No permitáis, dulcísimo Jesús, que sangre de tanto valor sea derramada en vano por mí.

Oración al dirigirse a Comulgar
¡Oh amorosísimo Jesús Mío! Creo que estáis realmente presente en este augusto sacramento. ¡Qué dichoso sería yo, si os hospedase ahora en mi corazón! Venid, celestial Esposo de las almas puras, venid a purificarme y abrasarme todo en las llamas de vuestra caridad. Os amo, dulcísimo Jesús mío, ojala nunca os hubiese ofendido. Pero ya que no soy digno de recibiros sacramentalmente, aceptad mis deseos y dadme vuestro divino amor.

Oración después de la Eucaristía
Santa y Adorable Trinidad, dignados recibir el sacrificio de la misa que acabo de oír, os doy gracias y os suplico que por vuestra misericordia infinita, hagáis, Señor, que por los méritos de este Santo Sacrificio sean aplicables a mí y a todos los vivos y difuntos, por quienes los he ofrecido. Amén.

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